2 Y será que cual ave espantada que huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados del Arnón.
3 Reúne consejo, haz juicio; pon tu sombra en el mediodía como la noche; esconde los desterrados, no descubras al huido.
4 Moren contigo mis desterrados, oh Moab; séles escondedero de la presencia del destruidor; porque el atormentador fenecerá, el destruidor tendrá fin, el hollador será consumido de sobre la tierra.
5 Y se dispondrá trono en misericordia; y sobre él se sentará en la verdad, en el tabernáculo de David, quien juzgue, y busque el juicio, y apresure la justicia.
6 Hemos oído la soberbia de Moab; en extremo soberbio; su soberbia, y su arrogancia, y su altivez; mas sus mentiras no serán firmes.
7 Por tanto, aullará Moab, todo él aullará; gemiréis por los fundamentos de Kir-hareset, en gran manera heridos.
8 Porque las vides de Hesbón fueron taladas, y las vides de Sibma; señores de los gentiles hollaron sus generosos sarmientos; que habían llegado hasta Jazer, y se cundieron por el desierto; sus nobles plantas se extendieron; pasaron el mar.