37 Ellos, sobresaltados y muy asustados, pensaron que estaban viendo un espíritu.
38 Pero Jesús les dijo:–¿Por qué estáis tan asustados y por qué tenéis esas dudas en vuestro corazón?
39 Ved mis manos y mis pies: ¡soy yo mismo! Tocadme y mirad: un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.
40 Al decirles esto, les mostró las manos y los pies.
41 Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó:–¿Tenéis aquí algo de comer?
42 Le dieron un trozo de pescado asado,
43 y él lo tomó y lo comió en su presencia.