1 Hermanos, el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por los israelitas es que alcancen la salvación.
2 En su favor puedo decir que tienen un gran deseo de servir a Dios; sólo que ese deseo no está basado en el verdadero conocimiento.
3 Pues no reconocen que es Dios quien hace justos a los hombres, y pretenden ser justos por sí mismos; y así no se han sometido a lo que Dios estableció para hacernos justos.
4 Porque la ley llega a su término con Cristo, y así todos por la fe pueden llegar a ser justos.