30 Entonces Elías dijo a toda la gente:–Acercaos a mí.Toda la gente se acercó a él, y él se puso a reparar el altar del Señor, que estaba derribado.
31 Tomó doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, a quien el Señor dijo que se llamaría Israel,
32 y construyó con ellas un altar al Señor; abrió luego una zanja alrededor del altar, donde cabrían unos veinte litros de grano
33 y, tras acomodar la leña, descuartizó el becerro y lo puso sobre ella.
34 Luego dijo:–Llenad cuatro cántaros de agua y vaciadlos sobre el holocausto y la leña.Luego mandó hacer lo mismo por segunda y por tercera vez, y así lo hicieron.
35 El agua corría alrededor del altar, y también llenó la zanja.
36 A la hora de ofrecer el holocausto, el profeta Elías se acercó y exclamó: “¡Señor, Dios de Abraham, Isaac e Israel, demuestra hoy que tú eres el Dios de Israel, y que yo soy tu siervo y hago todo esto porque tú me lo has mandado!