11 A la mañana siguiente, cuando se levantó David, dijo el Señor al profeta Gad, vidente al servicio de David:
12 “Ve a ver a David, y dile de mi parte que le propongo tres cosas y que él escoja la que quiera que yo haga.”
13 Gad fue a ver a David y le preguntó:–¿Qué prefieres: siete años de hambre en el país, tres meses huyendo tú de la persecución de tus enemigos o tres días de peste en el país? Piensa y decide ahora lo que he de responder al que me ha enviado.
14 David contestó a Gad:–Estoy en un grave aprieto. Ahora bien, es preferible que caigamos en manos del Señor, pues su bondad es muy grande, y no en manos de los hombres.
15 Entonces mandó el Señor una peste sobre Israel, desde aquella misma mañana hasta la fecha indicada, y desde Dan hasta Beerseba murieron setenta mil personas.
16 Y cuando el ángel estaba a punto de destruir Jerusalén, le pesó al Señor aquel daño y ordenó al ángel que estaba hiriendo al pueblo: “¡Basta ya, no sigas!”En aquel momento, el ángel del Señor se encontraba junto a la era de Arauna el jebuseo.
17 Y cuando David vio al ángel que hería a la población, dijo al Señor:–¡Yo soy quien ha pecado! ¡Yo soy el culpable! Pero ¿qué han hecho estos inocentes? ¡Te ruego que tu castigo caiga sobre mí y sobre mi familia!