12 Sin embargo, tan enmohecido estáque no se limpia ni con fuego.
13 ‘Jerusalén, yo he querido limpiarte de la impureza de tu libertinaje, pero no has quedado limpia. Sólo quedarás limpia cuando descargue mi ira sobre ti.
14 Yo, el Señor, lo he dicho, y así será. Yo mismo lo haré: no dejaré de cumplirlo. No tendré compasión ni me arrepentiré. Te castigaré por tu conducta y tus acciones. Yo, el Señor, lo afirmo.’ ”
15 El Señor se dirigió a mí y me dijo:
16 “Voy a quitarte de un solo golpe a la persona que más quieres. Pero no te lamentes ni llores; no derrames lágrimas.
17 Sufre en silencio y no guardes luto como se hace por los muertos. No andes con la cabeza descubierta ni vayas descalzo; no te cubras la cara en señal de dolor ni comas el pan que se come en tales casos.”
18 Por la mañana estuve hablando con la gente, y por la tarde murió mi esposa; a la mañana siguiente hice lo que el Señor me había ordenado.