32 Todo aquel día y toda la noche y todo el día siguiente, la gente estuvo recogiendo codornices. El que menos, recogió diez montones de codornices. Y las pusieron a secar en los alrededores del campamento.
33 Pero apenas estaban empezando a masticar los israelitas la carne de las codornices, cuando el Señor se enfureció contra ellos y los castigó, haciendo morir a mucha gente.
34 Por eso pusieron a aquel lugar el nombre de Quibrot-hataavá, porque allí enterraron a los que solo pensaban en comer.
35 De Quibrot-hataavá siguió el pueblo su camino hasta Haserot, y allí se quedó.