9 El guarda los pies de sus santos, mas los malvados son acallados en tinieblas, pues no por la fuerza ha de prevalecer el hombre.
10 Los que contienden con el Señor serán quebrantados, El tronará desde los cielos contra ellos. El Señor juzgará los confines de la tierra, a su rey dará fortaleza, y ensalzará el poder de su ungido.
11 Entonces Elcana se fue a Ramá, a su casa. Y el niño servía al Señor delante del sacerdote Elí.
12 Los hijos de Elí eran hombres indignos; no conocían al Señor
13 ni la costumbre de los sacerdotes con el pueblo: cuando algún hombre ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote con un tenedor de tres dientes en su mano mientras se cocía la carne,
14 lo introducía en la cazuela, la olla, la caldera o el caldero, y todo lo que el tenedor sacaba, lo tomaba el sacerdote para sí. Así hacían en Silo con todos los israelitas que allí iban.
15 Asimismo, antes de quemar la grosura, el criado del sacerdote venía y decía al hombre que ofrecía sacrificio: Da al sacerdote carne para asar, pues no aceptará de ti carne cocida, sino solamente cruda.