10 ¡Bendito el reino que viene, el reino de nuestro padre David! ¡Gloria al Dios Altísimo!
11 Cuando Jesús entró en Jerusalén, se dirigió al Templo. Después de echar una ojeada por todas partes, como ya estaba anocheciendo, se fue a Betania acompañado de los doce apóstoles.
12 Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús sintió hambre.
13 Al ver de lejos una higuera muy frondosa, se acercó a ella a ver si tenía fruto; pero encontró únicamente hojas, porque aún no era el tiempo de los higos.
14 Entonces Jesús exclamó de forma que sus discípulos lo oyeran:— ¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!
15 Llegaron a Jerusalén y, entrando en el Templo*, Jesús se puso a expulsar a los que allí estaban vendiendo y comprando. Volcó las mesas de los cambistas de moneda y los puestos de los vendedores de palomas,
16 y no permitía que nadie anduviera por el Templo llevando objetos de un lado a otro.