12 Cuando la espiritista vio a Samuel, pegó un gritó, y dijo: —¡Me tendió una trampa! ¡Usted es Saúl!
13 El rey le dijo a la adivina: —No temas. ¿Qué es lo que ves? La adivina dijo: —Veo un espíritu que está saliendo de la tierra.
14 Saúl preguntó: —¿Cómo se ve? La mujer respondió: —Como un anciano que lleva un manto. Saúl se postró rostro en tierra al darse cuenta de que era Samuel.
15 Samuel le dijo a Saúl: —¿Por qué me molestas haciéndome subir? Saúl respondió: —¡Me encuentro en problemas! Los filisteos me están atacando y Dios se ha apartado de mí. Ya no me responde, ni por medio de profetas ni por sueños. Por eso te llamé. Necesito que me digas qué hacer.
16 Samuel dijo: —El SEÑOR te ha abandonado, y ahora está de parte de tu enemigo, ¿por qué me llamas a mí?
17 El SEÑOR está haciendo lo que te advirtió por medio de mí. El SEÑOR está por arrebatarte el reino de las manos, y se lo va a entregar a David.
18 No obedeciste al SEÑOR, no destruiste a los amalecitas ni les mostraste la ira de Dios. Por eso el SEÑOR te está haciendo esto ahora.