13 No vengas a la puerta de la ciudad de mi pueblo en el día de su desastre; ni a burlarte de sus males en ese día desastroso. No tomes sus riquezas en el día de su desastre.
14 No te pares en el cruce de caminos para exterminar a sus fugitivos. No entregues a los sobrevivientes del día de la angustia.
15 »Porque el día del SEÑOR se acerca a todas las naciones. Así como hiciste con otros, te será hecho a ti. Tus malas acciones recaerán sobre tu cabeza.
16 Pues así como bebiste sobre mi monte santo, de igual manera tú y todas las naciones beberán continuamente. Beberán y engullirán hasta desaparecer sin dejar rastro.
17 »Pero el monte Sion será un lugar santo donde estarán los que se salvaron. Los descendientes de Jacob recobrarán sus posesiones.
18 Los descendientes de Jacob serán fuego y los de José serán llama. Pero los descendientes de Esaú serán estopa, y ellos los consumirán y los quemarán. No sobrevivirá ningún descendiente de Esaú, pues el SEÑOR lo ha decidido así».
19 La gente del Néguev poseerá el monte de Esaú, y la gente de la Sefelá poseerá la tierra de los filisteos. Ellos poseerán el territorio de Efraín y el territorio de Samaria, y Benjamín poseerá Galaad.