25 Pero, ¿para qué seguir arriesgando nuestra vida? Seguramente este gran fuego nos destruirá. Si escuchamos nuevamente la voz del SEÑOR nuestro Dios, moriremos.
26 Ningún ser humano que ha escuchado desde el fuego la voz del Dios viviente como la hemos escuchado nosotros, ha sobrevivido.
27 Tú, Moisés, te acercarás y escucharás todo lo que el SEÑOR nuestro Dios diga, luego nos lo dirás y nosotros te escucharemos y haremos lo que diga el SEÑOR nuestro Dios”.
28 »El SEÑOR escuchó sus palabras cuando me hablaron y me dijo: “Escuché lo que esta gente te dijo. Todo lo que te dijeron está bien.
29 Deseo que ellos me respeten y obedezcan siempre todos mis mandamientos, así todo les irá bien a ellos y a sus descendientes para siempre.
30 Ve y diles que regresen a sus carpas.
31 Pero tú, Moisés, quédate aquí conmigo y yo te transmitiré todos los mandamientos, leyes y normas que deberás enseñarles, para que ellos las obedezcan en la tierra que les doy en posesión”.