32 Así que llegamos a Jerusalén y descansamos allí por tres días.
33 En el cuarto día, fuimos al templo y pesamos el oro, la plata y los utensilios y se los entregamos al sacerdote Meremot hijo de Urías. Eleazar hijo de Finés estaba con Meremot al igual que los levitas, Jozabad hijo de Jesúa y Noadías hijo de Binuy.
34 Contamos y pesamos todo y registramos el peso total.
35 Luego, los judíos que regresaron del cautiverio ofrecieron al Dios de Israel sacrificios que deben quemarse completamente: doce toros por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos y doce chivos como sacrificio por el pecado. Todos fueron ofrecidos como sacrificio que debe quemarse completamente al SEÑOR.
36 También, entregaron la carta del rey Artajerjes a los oficiales reales y a los gobernadores de la provincia al occidente del río Éufrates. Los oficiales y gobernadores apoyaron al pueblo y al templo de Dios.