14 Los descendientes de los que te oprimieron vendrán a inclinarse ante ti y todos los que te despreciaron se tenderán a tus pies. Ellos te llamarán “La ciudad del SEÑOR, Sion la del Santo de Israel”.
15 »En lugar de estar desierta, de ser odiada y de que nadie te visite, te haré objeto de orgullo eterno, fuente de alegría para todas las generaciones.
16 Beberás la leche de las naciones y senos reales te amamantarán. Entonces sabrás que yo, el SEÑOR, soy tu Salvador, tu Libertador, el Poderoso de Jacob.
17 Te traeré oro en vez de bronce, plata en vez de hierro, bronce en vez de madera y hierro en vez de piedras. Nombraré como tu supervisor a la paz y como gobernante a la justicia salvadora.
18 Ya no se oirá más de violencia en tu tierra, ni de ruina y destrucción en tus fronteras. Llamarás a tus murallas “Salvación”, y a tus puertas, “Alabanza”.
19 El sol no te alumbrará más de día ni el brillo de la luna de noche. Porque el SEÑOR será luz eterna para ti y tu Dios será tu gloria.
20 Tu sol no se ocultará más y la luna no disminuirá su brillantez. Porque el SEÑOR será tu luz eterna y tus días de luto terminarán.