9 Dios escuchó la oración de Manoa. El ángel del SEÑOR volvió a aparecerse a la mujer cuando ella estaba sentada en el campo, pero Manoa no estaba con su esposa.
10 Entonces la mujer salió corriendo a avisar a su esposo y dijo: —¡Mira! El hombre que vino la otra vez se ha vuelto a aparecer.
11 Manoa se levantó y siguió a su esposa hasta donde estaba el hombre y le dijo: —¿Es usted quien le ha hablado a esta mujer? Y el hombre respondió: —Sí, soy yo.
12 Manoa dijo: —Cuando sus palabras se hagan realidad, ¿cuál será el estilo de vida que va a tener nuestro hijo? ¿Qué es lo que va a hacer?
13 El ángel respondió: —Tu esposa debe hacer todo lo que le dije.
14 No debe comer nada que venga del viñedo. Tampoco debe tomar vino ni cerveza. No debe comer ningún alimento impuro. Así que ella debe cumplir cuidadosamente todo lo que le he ordenado.
15 Manoa le dijo al ángel del SEÑOR: —Nos gustaría que se quedara un poco más, queremos prepararle un cabrito para que coma.