6 Entonces se sentaron los dos y comieron y bebieron juntos, y el papá de la mujer le dijo al levita: —Quédate esta noche con nosotros y pásala bien.
7 El levita se levantó para irse pero el suegro le insistió tanto que se quedó una noche más.
8 Al quinto día, el levita se levantó temprano y empezó a preparar el viaje, pero el suegro le dijo: —Come algo, quédate hasta la tarde. Y otra vez comieron y bebieron juntos.
9 El levita, la mujer y el sirviente se levantaron para irse, pero el suegro dijo: —Ya es tarde, es mejor que se queden esta noche, pues está muy oscuro para viajar. Quédense esta noche y pásenla bien. Mañana pueden salir temprano para su casa.
10 Pero el levita no quería quedarse, así que se fue con la mujer y los burros. Esa noche llegaron hasta la ciudad de Jebús, que es otro nombre de Jerusalén.
11 Ya era muy tarde y el sirviente le dijo al levita: —Señor, entremos a este pueblo y pasemos aquí la noche.
12 El levita respondió: —¡No! No podemos entrar a un pueblo que no es de Israel. Tenemos que ir hasta la ciudad de Guibeá.