5 El enemigo da órdenes a sus oficiales y ellos se atropellan de lo rápido que responden. Se apresuran a ir hacia la muralla y hacen la torre de asalto.
6 Son abiertas las compuertas que detienen los ríos, de modo que el palacio es destruido.
7 A la reina la llevan cautiva, y los soldados sacan a sus servidoras. Su llanto es tan triste como el de las palomas; se dan golpes de pecho.
8 Nínive es como un estanque, que se desocupa rápidamente. Les gritan: «¡Alto! ¡Deténganse!», pero nadie hace caso.
9 ¡Agarren la plata! ¡Tomen el oro! No hay límite a los tesoros que saquear ni a la abundancia de objetos preciosos.
10 Ahora está desolada, destruida, devastada. El corazón de la gente se derrite de miedo, las rodillas tiemblan de temor, se siente un vacío en el estómago y las caras palidecen.
11 ¿Qué se hizo ahora la que se consideraba la cueva del león? El león, la leona y sus cachorros vivían allí sin ningún temor.