2 «Tú eres mi hijo, el hijo de mis entrañas; el hijo que pedí tener.
3 No desperdicies tu fuerza con las mujeres, ni gastes tu energía en ellas, pues destruyen a los reyes.
4 »Lemuel, no es sabio que los reyes tomen vino, ni que los gobernantes se den a la bebida,
5 ya que por culpa de la bebida pueden olvidarse de lo que manda la ley y violar los derechos de los pobres.
6 Dale vino al que se va a morir y licor al que está amargado,
7 para que beban y se olviden de su miseria y no se acuerden más de sus problemas.
8 Habla por los que no pueden hablar y defiende los derechos de los desamparados.