25 En sus carpas se quejaban del SEÑOR y se negaron a obedecer lo que les ordenaba.
26 Entonces Dios levantó su mano para que murieran en el desierto,
27 para que sus descendientes cayeran ante sus enemigos, y para dispersarlos entre las naciones.
28 Luego, se unieron en la adoración de Baal Peor, y comieron de lo sacrificado a los muertos.
29 Provocaron a Dios con sus hechos, y les cayó una plaga.
30 Pero Finés decidió hacer lo que era necesario y correcto, y la plaga se detuvo.
31 Dios le tomó en cuenta lo que hizo y lo consideró un acto de justicia, para siempre y de generación en generación.