12 Por eso ahora estoy sufriendo a causa de esa buena noticia, pero no me avergüenzo. Sé muy bien en quién he confiado y estoy seguro de que él puede guardar hasta ese día todo lo que ha puesto en mis manos.
13 Sigue la enseñanza que te di como ejemplo, pues conduce a una vida recta; mantenla con la fe y el amor que tenemos como seguidores de Jesucristo.
14 Esa enseñanza es un tesoro que se te ha confiado, así que guárdalo con la ayuda del Espíritu Santo que vive en nosotros.
15 Tú sabes que todos los de la provincia de Asia me abandonaron, incluso Figelo y Hermógenes.
16 Pido al Señor que muestre su misericordia a la familia de Onesíforo quien me animó muchas veces. Él no se avergonzó de que yo estuviera en prisión.
17 Al contrario, cuando llegó a Roma me buscó por todas partes hasta encontrarme.
18 Que el Señor Jesús le permita encontrar misericordia del Señor Dios en aquel día. Tú sabes cuánto me ayudó Onesíforo cuando estuve en Éfeso.