8 A la bestia la adorarán todos los que viven en la tierra y que no tengan sus nombres escritos, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero que fue sacrificado.
9 El que pueda oír, que oiga esto:
10 «Quien deba estar preso, preso estará. Quien deba morir a espada, a espada morirá». Esto significa que el pueblo santo de Dios debe tener paciencia y fe.
11 Después, vi a otra bestia que salía de la tierra. Tenía dos cuernos como un cordero, pero hablaba como un dragón.
12 Esta bestia recibió autorización para ejercer el poder de la primera y lo usaba para hacer que toda la gente adorara a la primera bestia que tenía curada la herida mortal.
13 Esta segunda bestia hacía grandes milagros; incluso, hacía bajar fuego del cielo a la tierra delante de mucha gente.
14 Engañaba a los habitantes de la tierra haciendo esos milagros con la autorización de la primera bestia. La segunda bestia ordenó a la gente que hiciera una imagen en honor a la primera que había sido herida con una espada y había regresado a la vida.