9 La Luz verdadera que ilumina a todo ser humano entraba al mundo.
10 El que es la Palabra ya estaba en el mundo. Él creó el mundo, pero el mundo no lo reconoció.
11 Vino al mundo que le pertenecía, pero su propia gente no lo aceptó.
12 Pero a los que lo aceptaron y creyeron en él, les dio el derecho de ser hijos de Dios.
13 Son hijos de Dios, pero no por nacimiento físico; no tiene que ver con ningún acto ni deseo humano. Son hijos suyos porque Dios así lo quiere.
14 La Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros, lleno de generoso amor y verdad. Vimos su esplendor, ese esplendor que pertenece al Hijo único del Padre.
15 Juan dio testimonio de él diciéndole abiertamente a la gente: «Este es el del que yo les hablaba. Era de él que les decía: “El que va a venir después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo”».