22 Ellos estaban muy tristes y cada uno empezó a preguntarle: —Señor, ese no seré yo, ¿verdad?
23 Jesús les respondió: —El que moja su pan en el mismo plato que yo, es el que me traicionará.
24 El Hijo del hombre tiene que morir tal como está escrito. Pero, ¡pobre de aquel que traicione y entregue al Hijo del hombre! Más le valdría no haber nacido.
25 Judas, el que iba a entregar a Jesús le dijo: —No seré yo, ¿verdad, Maestro? Jesús le dijo: —Sí, eres tú.
26 Mientras comían, Jesús tomó el pan, dio gracias a Dios, lo partió, se lo dio a sus seguidores y dijo: —Tomen este pan y coman, este es mi cuerpo.
27 Luego tomó la copa y después de dar gracias se la dio a ellos, y dijo: —Beban todos de esta copa,
28 porque esto es mi sangre que establece el nuevo pacto, la cual es derramada para perdonar los pecados de muchos.