3 puesto que amar a Dios consiste en cumplir sus mandamientos. No se trata, por lo demás, de preceptos insoportables,
4 ya que los hijos de Dios están equipados para vencer al mundo. Nuestra fe, en efecto, es la que vence al mundo,
5 pues quien cree que Jesús es el Hijo de Dios, triunfará sobre el mundo.
6 Jesucristo ha venido con agua y sangre; no solo con el agua, sino con el agua y la sangre. Y el Espíritu, que es la verdad, da testimonio de esto.
7 Porque los testigos son tres:
8 el Espíritu, el agua y la sangre. Y los tres están de acuerdo.
9 Nosotros aceptamos testimonios humanos; pues bien, el testimonio de Dios es mucho más digno de crédito y consiste en haber declarado a favor de su Hijo.