20 Por entonces se presentó a Jesús la madre de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, y se puso de rodillas con intención de pedirle algo.
21 Jesús le preguntó:—¿Qué es lo que deseas?Ella dijo:—Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
22 Jesús respondió:—No saben lo que están pidiendo. ¿Pueden beber ustedes la misma copa de amargura que yo estoy a punto de beber?Ellos le contestaron:—¡Sí, podemos beberla!
23 Jesús les dijo:—Pues bien, beberán mi copa de amargura; pero el que se sienten el uno a mi derecha y el otro a mi izquierda, no es cosa mía concederlo; eso es para quienes mi Padre lo ha reservado.
24 Cuando los otros diez discípulos oyeron esto, se sintieron muy molestos con los dos hermanos.
25 Pero Jesús los reunió y les dijo:—Como muy bien saben ustedes, los que gobiernan las naciones las someten a su dominio, y los poderosos las rigen despóticamente.
26 Pero entre ustedes no debe ser así. Antes bien, si alguno quiere ser grande, que se ponga al servicio de los demás;