12 ¡Pero nuestro refugio, oh SEÑOR, eres tú, en quien siempre podemos encontrar protección!
13 ¡Oh SEÑOR, esperanza de Israel, todos cuantos de ti se apartan serán deshonrados y avergonzados! Su futuro es muy mediocre, sólo cosas terrenales, porque han abandonado al SEÑOR, quien es como una fuente de aguas dadoras de vida.
14 ¡SEÑOR, sólo tú puedes sanarme, sólo tú puedes salvarme de todos los peligros, por eso toda la gratitud de mi corazón es sólo para ti!
15 Toda la gente se burla de mí diciendo: «¿Qué es esa palabra del SEÑOR de la que hablas sin parar? Si tus amenazas proceden realmente de Dios, ¿por qué no se cumplen?»
16 SEÑOR, no quiero que alguna terrible calamidad caiga sobre tu pueblo. Tuyo y no mío es el plan, tuyo y no mío es el mensaje que les doy. ¡No soy yo quien quiere su condena! ¡SEÑOR, no me abandones! ¡Siempre te he dicho sinceramente lo que siento!
18 Acarréales confusión y congojas a cuantos me persiguen, y a mí dame paz. ¡Sí, doble destrucción para ellos!
19 Entonces el SEÑOR me dijo: Ve y ponte de pie ante las puertas de la ciudad de Jerusalén, primero ante la puerta por donde entra y sale el rey, y luego ante cada una de las otras,