16 —¿Tampoco ustedes entienden? —le respondió Jesús—.
17 Cualquier cosa que uno come pasa a través del aparato digestivo y se expulsa;
18 pero el mal hablar brota de la suciedad del corazón y corrompe a la persona que así habla.
19 Del corazón salen los malos pensamientos, los asesinatos, los adulterios, las fornicaciones, los robos, las mentiras y los chismes.
20 Esto es lo que de veras corrompe. Pero uno no se corrompe por comer sin lavarse primero las manos.
21 Jesús salió de allí y caminó los ochenta kilómetros que lo separaban de la región de Tiro y Sidón.
22 Una cananea, que vivía por allí, se le acercó suplicante:—¡Ten misericordia de mí, Señor, Hijo de David! Mi hija tiene un demonio que la atormenta constantemente.