7 Josué le reclamó a Dios:—Señor y Dios, ¿por qué hiciste que este pueblo cruzara el Jordán, y luego lo entregaste en manos de los amorreos para que lo destruyeran? ¡Mejor nos hubiéramos quedado al otro lado del río!
8 Dime, Señor, ¿qué puedo decir ahora que Israel ha huido de sus enemigos?
9 Los cananeos se enterarán y llamarán a los pueblos de la región; entonces nos rodearán y nos exterminarán. ¡Qué será de tu gran prestigio!
10 Y el Señor le contestó:—¡Levántate! ¿Qué haces allí postrado?
11 Los israelitas han pecado y han violado la alianza que concerté con ellos. Se han apropiado del botín de guerra que debía ser destruido y lo han escondido entre sus posesiones.
12 Por eso los israelitas no podrán hacerles frente a sus enemigos, sino que tendrán que huir de sus adversarios. Ellos mismos se acarrearon su destrucción. Y si no destruyen ese botín que está en medio de ustedes, yo no seguiré a su lado.
13 ¡Levántate! ¡Purifica al pueblo! Diles que se consagren para presentarse ante mí mañana, y que yo, el Señor, Dios de Israel, declaro: “¡La destrucción está en medio de ti, Israel! No podrás resistir a tus enemigos hasta que hayas quitado el oprobio que está en el pueblo.”