35 Ya tengo ochenta años de edad. ¿Acaso podré yo discernir entre lo bueno y lo malo? ¿Saboreará ahora tu siervo lo que coma o lo que beba? ¿Oirá aún la voz de los cantores y de las cantoras? ¿Para qué, pues, ha de ser tu siervo una carga para mi señor el rey?
36 Pasará tu siervo un poco más allá del Jordán con el rey; pero, ¿por qué me ha de dar el rey tan gran recompensa?
37 Yo te ruego que dejes volver a tu siervo, para que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. Mas he aquí a tu siervo Quimam; que pase él con mi señor el rey, y haz con él lo que bien te parezca.
38 Y el rey dijo: Pues pase conmigo Quimam, y yo haré con él como bien te parezca; y todo lo que tú me pidas, yo lo haré.
39 Y todo el pueblo pasó el Jordán; y luego que el rey hubo también pasado, el rey besó a Barzilai y lo bendijo; y él volvió a su casa.
40 El rey entonces pasó a Gilgal, y con él pasó Quimam; y todo el pueblo de Judá, con la mitad del pueblo de Israel, pasaron con el rey.
41 Y he aquí todos los hombres de Israel vinieron al rey y le dijeron: ¿Por qué los hombres de Judá, nuestros hermanos, te han acaparado, y han hecho pasar el Jordán al rey y a su familia, y a todos los hombres de David con él?