2 Y los tomarán los pueblos y los llevarán a su lugar, y la casa de Israel los poseerá como siervos y criadas en la tierra de Jehová; y tomarán cautivos a los que los cautivaron y gobernarán a los que los oprimieron.
3 Y acontecerá que en el día en que Jehová te dé reposo de tu dolor, y de tu temor y de la dura servidumbre en la que te hicieron servir,
4 tomarás este proverbio contra el rey de Babilonia y dirás: ¡Cómo terminó el opresor! ¡Cómo acabó la ciudad codiciosa de oro!
5 Jehová ha quebrantado el bastón de los malvados, el cetro de los gobernantes;
6 el que con ira hería a los pueblos, con golpes incesantes, el que se enseñoreaba de las naciones con furor, en persecución sin impedimento.
7 Toda la tierra descansa y está en calma; han prorrumpido en cánticos.
8 Sí, los cipreses se regocijan a causa de ti, y también los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú pereciste, no ha subido talador contra nosotros.