19 Como cierva amada y graciosa gacela, sus pechos te satisfagan en todo tiempo; y en su amor recréate siempre.
20 ¿Y por qué, hijo mío, has de andar ciego con la mujer ajena y abrazar el seno de la mujer extraña?
21 Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, y él considera todas sus veredas.
22 Apresarán al malvado sus propias iniquidades, y retenido será con las cuerdas de su pecado.
23 Él morirá por falta de corrección, y errará por lo inmenso de su locura.