1 Dichoso aquél cuyo pecado es perdonado,y cuya maldad queda absuelta.
2 Dichoso aquel a quien el Señorya no acusa de impiedad,y en el que no hay engaño.
3 Mientras callé, mis huesos envejecieron,pues todo el día me quejaba.
4 De día y de noche me hiciste padecer;mi lozanía se volvió aridez de verano.
5 Te confesé mi pecado; no oculté mi maldad.Me dije: «Confesaré al Señor mi rebeldía»,y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
6 Por eso, todos tus fieles orarán a timientras puedas ser hallado.Aunque sufran una gran inundación,las aguas no los alcanzarán.
7 ¡Tú eres mi refugio!¡Tú me libras de la angustia!¡Tú me rodeas con cánticos de libertad!