19 No disputará, ni gritará,ni nadie oirá su voz en las calles.
20 No quebrará la caña cascada,ni apagará la mecha humeante,hasta que haga triunfar la justicia.
21 En su nombre esperarán las naciones.»
22 Un día le llevaron un endemoniado ciego y mudo, y él lo sanó, así que el ciego y mudo podía ver y hablar.
23 Toda la gente estaba atónita, y decía: «¿Será éste el Hijo de David?»
24 Los fariseos, al oírlo, decían: «Éste expulsa los demonios por el poder de Beelzebú, príncipe de los demonios.»
25 Pero Jesús, que sabía lo que ellos pensaban, les dijo: «Todo reino dividido internamente acaba en la ruina. No hay casa o ciudad que permanezca, si internamente está dividida.