8 Usted bien sabe que su padre y sus hombres son muy valientes, y que ahora deben estar muy enojados, como una osa a la que le han robado sus hijos. Además, como su padre tiene mucha experiencia en la guerra, seguramente no pasará la noche con la tropa.
9 Lo más probable es que se esconda en una cueva o en algún otro lugar.»Si ahora usted envía algunos soldados, y los hombres de David los derrotan, los que se enteren van a creer que David derrotó a todo el ejército.
10 Entonces, hasta los más valientes se volverán cobardes. Recuerde usted que David y sus hombres tienen fama de valientes. Eso, todo el mundo lo sabe.
11 »Más bien, yo le aconsejo a usted que reúna a todos los soldados israelitas del país, es decir, un ejército que nadie pueda contar, y que usted mismo los dirija en la batalla.
12 ¡Así caeremos sobre David como el rocío que cae sobre la tierra, y no dejaremos vivo a nadie!
13 »Tal vez David trate de refugiarse en alguna ciudad. Pero como todos los israelitas vamos a llevar cuerdas, destruiremos esa ciudad, y echaremos en el arroyo hasta la última piedra. ¡De esa ciudad no quedará ni el recuerdo!
14 Absalón y todos los israelitas prefirieron seguir el consejo de Husai, y no el de Ahitófel, porque Dios así lo había decidido para dañar a Absalón.