6 Después, Esdras salió del templo de Dios y se fue a la habitación de Johanán hijo de Eliasib, y se quedó allí esa noche. Estaba tan triste por la desobediencia de los que habían vuelto de Babilonia que no quiso ni comer ni beber.
7 Más tarde se le ordenó a los habitantes de todo Judá y Jerusalén que los que habían regresado de Babilonia debían reunirse en Jerusalén.
8 Los jefes y los consejeros ordenaron que el que no se presentara dentro de tres días sería echado del grupo de los que regresaron, y se le quitarían todas sus propiedades.
9 Así que a los tres días estaban reunidos en Jerusalén todos los hombres de las tribus de Judá y de Benjamín. Era el día veinte del mes de Quislev cuando se encontraban todos sentados en la plaza del templo de Dios. Todos temblaban preocupados por lo que Secanías había propuesto y por la fuerte lluvia que caía sobre ellos.
10 El sacerdote Esdras se puso de pie y les dijo:—Ustedes han pecado al casarse con mujeres que adoran a otros dioses, y así han aumentado la culpa de nuestro pueblo Israel.
11 Reconozcan ahora su maldad delante de nuestro Dios, y obedézcanlo a él. Apártense de todos aquellos extranjeros que adoran a otros dioses, y de las mujeres extranjeras con las que ustedes se han casado.
12 Toda la gente allí reunida respondió en voz alta:—Está bien. Haremos lo que tú nos ordenas,