10 Al oír esto, Sara se puso muy triste y comenzó a llorar. Subió al segundo piso de la casa de su padre, decidida a ahorcarse. Sin embargo, lo pensó dos veces y se dijo:«No está bien que me ahorque, pues le causaré a mi padre una gran vergüenza. Seguramente la gente le dirá: “La única hija que tenías, y que tanto amabas, se mató porque no pudo soportar sus sufrimientos”. Si me quito la vida, mi anciano padre se morirá de tristeza. Mejor le pediré a Dios que me quite la vida. Así no tendré que soportar más insultos».
11 Luego Sara fue hacia la ventana, y levantando sus brazos hizo esta oración:«Bendito seas por siempre,Dios de amor;¡bendito sea tu nombre!¡Que toda tu creaciónte alabe para siempre!
12 »Hacia ti dirijo la miradaen busca de auxilio.
13 ¡Por favor, quítame la vida!¡Ya no quiero oír tantos insultos!
14 »Dios mío,tú sabes que soy virgen;nunca he tenido relaciones sexuales.
15 Aunque soy prisionera en este país,nadie puede hablar mal de mí,ni tampoco de mi padre.Yo soy su única hija;no tiene otro heredero.No tengo pariente cercanocon quien pueda casarme.He tenido siete esposos,y todos han muerto;¿para qué seguir viviendo?»Pero si no quieres que yo muera,¡ten compasión de mí y escúchame!¡Ponle fin a tantos insultos!»
16-17 Mis oraciones y las de Sara fueron contestadas al mismo tiempo: Cuando volví del patio a mi casa, y ella bajó del segundo piso, Dios en su inmenso poder había resuelto todo, enviando al ángel Rafael para sanarnos. Yo recobré la vista y pude ver la luz. El malvado demonio Asmodeo dejó en paz a Sara, y ella pudo casarse con mi hijo Tobías y conservar su herencia. Y es que Tobías tenía más derecho a casarse con ella que cualquier otro pretendiente, pues era su pariente más cercano.