4 A lo menos desde ahora, ¿no clamarás a mí, Padre mío, guiador de mi juventud?
5 ¿Por ventura guardará su enojo para siempre? ¿Eternalmente lo guardará? He aquí que has hablado y hecho cuantas maldades pudiste.
6 Y me dijo el SEÑOR en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol umbroso, y allí fornica.
7 Y dije después que hizo todo esto: Vuélvete a mí; mas no se volvió. Y lo vio la rebelde su hermana Judá.
8 Que yo lo había visto; que por todas estas causas en las cuales fornicó la rebelde Israel, yo la envié, y le di la carta de su repudio; y no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó.
9 Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño.
10 Y con todo esto, la rebelde su hermana Judá nunca se tornó a mí de todo su corazón, sino mentirosamente, dijo el SEÑOR.