50 ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación se pierda.
51 Mas esto no lo dijo de sí mismo; sino que, como era el sumo sacerdote de aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;
52 y no solamente por aquella nación, mas también para que juntara en uno los hijos de Dios que estaban dispersos.
53 Así que, desde aquel día consultaban juntos para matarle.
54 De manera que Jesús ya no andaba manifiestamente entre los judíos; mas se fue de allí a la tierra que está junto al desierto, a una ciudad que se llama Efraín; y se estaba allí con sus discípulos.
55 Y la Pascua de los judíos estaba cerca; y muchos subieron de la tierra a Jerusalén antes de la Pascua, para purificarse;
56 y buscaban a Jesús, y hablaban los unos con los otros estando en el Templo: ¿Qué os parece? ¿Qué no vendrá a la fiesta?