1 Y les dijo también una parábola sobre que es necesario orar siempre, y no desmayar,
2 diciendo: Había un juez en una ciudad, el cual ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.
3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él diciendo: Defiéndeme de mi adversario.
4 Pero él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,