36 Entonces el profeta le dijo:–Por no haber hecho caso a la orden del Señor, un león te atacará cuando te separes de mí.En efecto, en cuanto el otro se separó del profeta, un león le salió al encuentro y lo mató.
37 Después se encontró el profeta con otro hombre, y le pidió también que le hiriera, y aquel hombre le golpeó y le hirió.
38 Entonces el profeta fue a esperar al rey en el camino, disfrazado y llevando una venda sobre los ojos.
39 Cuando el rey estaba pasando, el profeta le dijo en voz alta:–Este servidor de Su Majestad marchó al frente de batalla, y de entre las filas salió un soldado y me trajo un prisionero. Me pidió que me hiciera cargo de él, advirtiéndome que, si se me escapaba, yo le respondería con mi vida o tendría que pagarle tres mil monedas de plata.
40 Y como este servidor de Su Majestad se entretuvo con otras cosas, el prisionero se me escapó.El rey de Israel le contestó:–Tú mismo te has declarado culpable y has pronunciado tu propia sentencia.
41 Pero el profeta se quitó rápidamente la venda de los ojos, y el rey se dio cuenta de que era uno de los profetas.
42 Entonces el profeta le dijo:–Así dice el Señor: ‘Como tú dejaste escapar al hombre que él había condenado a morir, con tu vida pagarás por la suya y con tu pueblo por el suyo.’