20 “Pues bien, el Señor ha cumplido su promesa. Tal como dijo, yo he tomado el lugar de David, mi padre, y me he sentado en el trono de Israel y he construido un templo al Señor, el Dios de Israel.
21 Además he destinado en él un lugar para el arca donde está el pacto que el Señor hizo con nuestros antepasados cuando los sacó de Egipto.”
22 Después se puso Salomón delante del altar del Señor, y en presencia de toda la comunidad israelita extendió sus manos al cielo
23 y exclamó: “Señor, Dios de Israel: ni en el cielo ni en la tierra hay un Dios como tú, que cumples tu pacto y muestras tu bondad para con los que te sirven de todo corazón;
24 que has cumplido lo que prometiste a tu siervo David, mi padre, uniendo así en este día la acción a la palabra.
25 Por lo tanto, Señor, Dios de Israel, cumple también lo que prometiste a tu siervo David, mi padre: que no le faltaría un descendiente que, con tu favor, subiera al trono de Israel, con tal de que sus hijos cuidaran su conducta y se comportaran en tu presencia como él se comportó.
26 Así pues, Dios de Israel, haz que se cumpla la promesa que hiciste a mi padre, tu servidor David.