1 Salomón terminó de construir el templo del Señor, el palacio real y todo lo que quiso hacer.
2 Entonces se le apareció el Señor por segunda vez, como se le había aparecido en Gabaón,
3 y le dijo: “He escuchado la oración y el ruego que me has hecho, y he consagrado este templo que has construido como residencia perpetua de mi nombre. Siempre lo cuidaré y lo tendré presente.
4 Ahora bien, si tú te comportas en mi presencia como lo hizo David, tu padre, con un corazón intachable y recto, poniendo en práctica todo lo que te he ordenado y obedeciendo mis leyes y decretos,
5 yo confirmaré para siempre tu reinado en Israel, como se lo prometí a David, tu padre, cuando le dije que nunca faltaría un descendiente suyo en el trono de Israel.