25 Y el ejército llegó a un bosque donde había miel en el suelo.
26 Cuando la gente entró en el bosque, la miel corría como agua; sin embargo, nadie la probó por miedo al juramento.
27 Pero Jonatán, que no había escuchado el juramento bajo el cual su padre había puesto al ejército, extendió la vara que llevaba en la mano, mojó la punta en un panal de miel y comió de ella, con lo cual se reanimó en seguida.
28 Entonces uno de los soldados israelitas le dijo:–Tu padre ha puesto al ejército bajo juramento, y ha dicho que quien hoy coma alguna cosa será maldito. Por eso la gente está muy agotada.
29 Jonatán respondió:–Mi padre ha causado un perjuicio a la nación. Mira qué reanimado estoy después de haber probado un poco de esta miel,
30 y más lo estaría la gente si hubiera comido hoy de lo que le quitó al enemigo. ¡Y qué grande habría sido la derrota de los filisteos!
31 Aquel día los israelitas derrotaron a los filisteos, luchando desde Micmás hasta Aialón. Pero el ejército israelita estaba tan agotado,