3 Yo saldré, en compañía de mi padre, al campo donde tú vas a estar. Hablaré con él acerca de ti, a ver qué pasa, y luego te lo haré saber.
4 Y Jonatán habló con Saúl en favor de David. Le dijo:–Su Majestad no debería cometer ningún mal contra su siervo David, porque él no ha hecho ningún mal a Su Majestad, y sí mucho bien;
5 pues jugándose la vida mató al filisteo, y así el Señor libró por completo a todo Israel. Su Majestad lo vio y se alegró de ello. ¿Por qué habrá de atentar Su Majestad contra la vida de un inocente, tratando de matar a David sin motivo?
6 Al escuchar Saúl las razones de Jonatán, exclamó:–Juro por el Señor que David no morirá.
7 Entonces Jonatán llamó a David y le informó de toda la conversación. Después lo llevó ante Saúl, y David siguió al servicio de Saúl igual que antes.
8 Volvió a estallar la guerra, y David salió a luchar contra los filisteos, y los venció. Les ocasionó una gran derrota y los hizo huir.
9 En cuanto a Saúl, otra vez le atacó el espíritu maligno de parte del Señor; y estando sentado en su habitación, con su lanza en la mano, mientras David tocaba,