15 Además, antes de que quemaran la grasa en el altar, llegaba el criado del sacerdote y decía al que iba a ofrecer el sacrificio: “Dame carne para asársela al sacerdote; porque no te va a aceptar la carne ya cocida, sino cruda.”
16 Y si aquella persona le respondía que primero tenían que quemar la grasa, y que luego él podría tomar lo que quisiera, el criado contestaba: “¡No, me la tienes que dar ahora! De lo contrario, te la quitaré a la fuerza.”
17 Así pues, el pecado que estos jóvenes cometían ante el Señor era gravísimo, porque trataban con desprecio las ofrendas que pertenecían al Señor.
18 Mientras tanto, el joven Samuel, vestido con un efod de lino, continuaba al servicio del Señor.
19 Y cada año, cuando su madre iba al templo con su marido para ofrecer el sacrificio anual, le llevaba una capa pequeña que le había hecho.
20 Entonces Elí bendecía a Elcaná y a su esposa, diciendo: “Que el Señor te recompense dándote hijos de esta mujer a cambio del que ella le ha dedicado.” Después de esto regresaban a su hogar,
21 y el Señor bendecía a Ana, la cual quedaba embarazada. De esa manera, Ana dio a luz tres hijos y dos hijas, y el niño Samuel seguía creciendo ante el Señor.