7 tuvieron miedo, y dijeron: “¡Dios ha llegado al campamento! ¡Ay de nosotros, porque hasta ahora no había sido así!
8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de caer en las manos de este Dios tan poderoso? ¡Él es quien destruyó a los egipcios en el desierto con toda clase de plagas!
9 ¡Armaos, pues, de valor, soldados filisteos, y luchad con ardor para que no lleguéis a ser esclavos de los hebreos, como ellos lo han sido de vosotros!”
10 Entonces los filisteos atacaron y derrotaron a los israelitas, que huyeron a su campamento. La matanza que hicieron fue enorme, pues de la infantería israelita cayeron treinta mil hombres.
11 También capturaron el arca de Dios y mataron a Hofní y Finees, los dos hijos de Elí.
12 Pero un soldado de la tribu de Benjamín logró escapar del campo de batalla, y corriendo llegó a Siló el mismo día. Llevaba rasgada la ropa y llena de tierra la cabeza.
13 Cuando llegó, Elí estaba sentado en un sillón, junto a la puerta, vigilando el camino, porque se sentía muy preocupado por el arca de Dios. Aquel hombre entró en la ciudad y dio la noticia; en seguida todos sus habitantes comenzaron a gritar.