5 Cuando Baasá lo supo, dejó de fortificar Ramá, suspendiendo sus trabajos.
6 Entonces el rey Asá tomó consigo a todo Judá, y se llevaron de Ramá las piedras y la madera que Baasá había usado para fortificarla, y con ellas fortificó Gueba y Mispá.
7 Por aquel tiempo fue el profeta Hananí a visitar a Asá, rey de Judá, y a decirle: “El ejército del rey de Siria se te ha escapado de las manos, porque te apoyaste en el rey de Siria y no en el Señor tu Dios.
8 ¿No formaban los etíopes y los libios un ejército sumamente poderoso, con muchísima caballería y carros de combate? Sin embargo, el Señor los entregó en tus manos porque te apoyaste en él.
9 Pues el Señor está atento a lo que ocurre en todo el mundo, para dar fuerza a los que confían sinceramente en él. ¡En esto has actuado como un tonto! Porque de ahora en adelante tendrás más guerras.”
10 Entonces Asá se enfureció de tal manera contra el profeta, que lo mandó encarcelar. También en aquel tiempo trató brutalmente a algunos del pueblo.
11 La historia de Asá, desde el principio hasta el fin, está escrita en el libro de los reyes de Judá y de Israel.