4 Ofreció también sacrificios y quemó incienso en los santuarios paganos, en las colinas y bajo todo árbol frondoso.
5 Por ese motivo, el Señor su Dios lo entregó en manos del rey de Siria, y los sirios lo derrotaron y le hicieron gran número de prisioneros que se llevaron a Damasco. También lo entregó el Señor en manos del rey de Israel, que le causó una gran derrota.
6 En efecto, Pécah, hijo de Remalías, mató en Judá, en un solo día, a ciento veinte mil hombres, todos ellos hombres de gran valentía, por haber abandonado al Señor, Dios de sus antepasados.
7 Y Zicrí, un guerrero de Efraín, mató a Maaseías, hijo del rey, a Azricam, jefe de palacio, y a Elcanáa, primer oficial del rey.
8 Además, los soldados de Israel hicieron prisioneras a doscientas mil personas de Judá, entre mujeres, niños y niñas, y se apoderaron de muchas cosas y se las llevaron a Samaria.
9 Había allí un profeta del Señor, llamado Oded, que salió al encuentro del ejército cuando entraba en Samaria y les dijo:–El Señor Dios de vuestros antepasados se enojó con Judá, y por eso los ha entregado en vuestras manos. Pero vosotros los habéis matado con un furor que ha llegado hasta el cielo.
10 Además habéis decidido hacer de la gente de Judá y Jerusalén vuestros esclavos y esclavas. Pero, ¿acaso vosotros mismos no habéis pecado contra el Señor vuestro Dios?