26 Mientras tanto, Joab lanzó un ataque contra la ciudad amonita de Rabá, y cuando ya estaba a punto de capturar la ciudad real,
27 envió a David el siguiente mensaje: “He estado atacando Rabá, y ya he capturado la ciudadela que protegía el abastecimiento de agua.
28 Por lo tanto, reúna ahora Su Majestad el resto de las tropas, ataque la ciudad y captúrela, para que no sea yo quien lo haga y le pongan mi nombre.”
29 Entonces David reunió todas sus tropas y marchó contra Rabá, la atacó y la capturó.
30 Después quitó de la cabeza de su rey la corona de oro, que tenía piedras preciosas y pesaba treinta y tres kilos; y se la pusieron a David. También sacó David de la ciudad muchísimas cosas de valor,
31 y a la gente que aún quedaba en la ciudad la sacó de allí y la puso a trabajar con sierras, trillos y hachas de hierro, y también en los hornos de ladrillo. Lo mismo hizo con cada una de las ciudades amonitas, y después regresó con todas sus tropas a Jerusalén.