16 Así pues, el rey salió acompañado de toda la casa real, dejando solo a diez de sus concubinas para que cuidaran del palacio.
17 Y después de haber salido el rey con todos sus acompañantes, se detuvieron en la última casa de la ciudad.
18 A su lado se pusieron todos sus oficiales, mientras que todos los quereteos y peleteos de la guardia real, y los seiscientos gueteos que le habían seguido desde Gat, desfilaban ante él.
19 En ese momento el rey dijo a Itai, el de Gat:–¿Por qué has venido tú también con nosotros? Es mejor que te vuelvas y te quedes con el nuevo rey, pues al fin y al cabo tú eres un extranjero desterrado de tu país.
20 Apenas llegaste ayer, ¿y cómo voy a pedirte hoy que vengas con nosotros, si ni yo mismo sé a dónde voy? Es mejor que te vuelvas y te lleves contigo a tus paisanos. ¡Que el Señor te bendiga y te acompañe siempre!
21 Itai respondió al rey:–Juro por el Señor y por Su Majestad, que dondequiera que Su Majestad se encuentre, sea para vida o para muerte, allí también estará este servidor suyo.
22 –Entonces ven con nosotros –le contestó David.De esa manera se fue Itai con David, junto con todos sus hombres y la gente que le acompañaba.